jueves, 14 de agosto de 2014

Hoy quiero una casa
con hipoteca
o sin ella
sólo quiero que alguien
me abra la puerta
y que tenga chimenea
con una manta al lado
donde pueda juntar
mis miedos
para luego quemarlos.

Quiero una casa
que me quiera en sus ventanas;
en el alféizar de sus miradas
y que me perdone 
a pesar de agujerear 
el tejado.

Quiero una casa
donde poder dejar descansar
mi escudo eterno
mis gafas de sol
mis trajes de color negro
y mis habitaciones
sin puertas
demasiado llenas
de eco.

Quiero destruir
todo esto,
empezar de nuevo
pero nunca de cero
y dormir bajo el aliento
de que al día siguiente
no me esperan
las bofetadas del viento
sobre las suelas
de mis sandalias.

Pero ya llevo tanto buscándote
que se me ha hecho
enero.
La chimenea la haré 
a base de trozos
de hielo derretido
y el fuego con golpes
de verso.

Al final 
hay que cuidarnos
a nosotros mismos
y seguir soñando
con que las nubes algún día
tendrán forma de tejado,
que dejarán atrás
su pasado mojado
y que se inventarán
que son del color
del sol.

Esta es la única realidad.
Al final del día,
al principio
y en cualquier momento
de necesidad
sólo te tienes a ti mismo
y con eso te tiene que bastar.

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