viernes, 12 de septiembre de 2014

¿Cuándo termina
una rueda interminable?
Doy gracias 
sin escucharme; 
y de nada
y de todo
sin siquiera
girarme.
Hicimos de sobra,
matamos al diablo
y bajamos 
a Dios.
¿Qué hemos sido?
Nos creímos los dueños
de todo
y al final fuimos
engullidos
por nuestro propio
lodo.
¿Has visto al demonio?
Ya lo perdimos.
¿Me has visto a mí?
Si me encuentras 
devuélveme,
necesito un buzón 
donde lanzar
todas mis cartas.
No paro de recibir
postales de
tus párpados atravesando
los míos
en un filo traicionero.
Y no me gusta imaginarte
y que me falle la memoria
llenándote de defectos.
Soy débil,
pero contigo nunca lo fui.
O eso creo.
Me echo de menos,
pero te necesito más.
Escríbeme si me lees
hasta atragantarte 
de mentiras.
Y sólo cuando te ahogues,
sólo entonces,
respira.

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