y el alma se me agarra a los hombros
como un muerto.
Me estrello contra los cristales
en una tormenta de viejos miedos.
Todo esto es para deciros
que hay vida después de la muerte,
que quien lo rompe al final no paga,
que a lo que tienes o lo llamas suerte
o te quedarás sin nada.
Que yo a la vida la quiero
y ninguno de vosotros tiene derecho
a no hacerlo.
La vida es la polla,
y con el amor, ni os cuento.
Así que quered mucho
y no viváis menos.
Ser feliz es poder decir me quiero.
Comeos el mundo
y os convertiréis en vuestro propio cielo.
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