viernes, 2 de mayo de 2014


Todo volverá a ser lo mismo.

Los lunes serán lunes
de paseos de libro;

los martes por la tarde 
no se acabarán nunca
y los grabaremos
en tu azotea.

Nos marearemos de tantas
estrellas por contar
y de tanto hacerlo se caerán
una a una
hasta llegar a tus ojos
que me hacen débil por la noche
y me flaquean las piernas
a cada hora 
(o eso entendemos del reloj).

Mientras tanto grito que no,
que no esta vez,
como todas las anteriores,
que no te voy a querer, 
que no me voy a dejar
y cada palabra

cae
como un golpe de manual
en la mesilla de noche

mientras yo me resbalo
por la curva de tu cuello
con más fuerza 
que nunca.

Y gotea.
Gotean el resto de amaneceres,
los miércoles sin periódico,
los jueves que llegan 
sin cerillas
y todos los demás días
que he olvidado
de tanto
repetirte.