lunes, 28 de diciembre de 2015

A todas las almas repartidas

A todos los que habéis intentado salvar a alguien, 
no saltéis demasiado alto,
no os traguéis la paciencia
no intentéis coser heridas en vano,
no juguéis a poder marcar la diferencia.
A todos los que habéis querido acabar con el infierno ajeno
aceptad la impotencia
de que el infierno se acaba cuando lo corrige el que lo lleva dentro.
A todos los que habéis llamado a Dios a gritos, 
Dios no habla y Dios no escucha
si existe sólo nos observa andar en círculos infinitos.
Para todos los que habéis intentado 
ayudar al de al lado 
por no ayudarte a ti mismo; 
seguid caminando, 
no os olvidéis 
de que no estáis equivocados
por querer poner vuestra vida en un puño
y darlo como un papel arrugado.
A todos los que sabemos querer,  
no nos arranquemos el don que tenéis de regalo.
Olvidad el rencor, 
olvidad a los que expresan egoísmo disfrazado 
cuando están llorando de dolor.
A los que saben querer,
no os olvidéis de quién os ha cuidado. 

jueves, 26 de noviembre de 2015

Se me está derritiendo la máscara en carne viva.
Siete años esperando a que devuelvan, 
tres monstruos esperando mi toque de queda
para devorar todas las flores
que he pintado fingiendo mi primavera.
Respiro hondo y el tiempo espera.
Te arrastro por mis telarañas
como un grito áspero y cansado
de repetir exactamente lo mismo
y de tropezar exactamente
con la 
misma
piedra.
Mis máscaras se esconden detrás de mi piel, 
se me retuercen los dedos
y me exploto de querer
salir de un agujero
encadenándome al fondo de todo ello
aupando a todo el que se presente
dejándome pisotear por no ser yo
quien pisotee.
Hasta que reviente
y salgan disparados como metralla
mis sentimientos acorazados 
por el miedo de hacerme daño,
arruinar mis amagos de vivir,
destrozar el equilibrio en el que fingimos convivir.

Explotamos de silencio,
y ahora nos devora el eco.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Aprended a escuchar los gritos de las soledades
maquilladas
a primera hora de la mañana. 
Las astillas de sus corazones estallados de querer 
se clavan en las manos de todo aquel que se acerca.
Me sangra media vida esperando
que desaparezcas;
y mi otra media vida se dedica a coser
los retazos de mis poemas. 
Me ha crecido una niña muerta de miedo
entre ceja y ceja, 
y está devorando el espacio 
que ocupaban el egoísmo y mis certezas.
Sólo me dice que aprenda, que aprenda.
Mientras tanto yo me tapo los oídos 
en esta tormenta de cristales empuñados
que hace tanto ruido que me está dejando ciega.
Estoy aquí,
esperando a que se me muera un dolor
para poder escribirte como te mereces de vuelta.

lunes, 6 de julio de 2015

Hoy estoy cansada de verme pasar
las noches en vela sin hacer un solo amago
de parpadear o existir.
La verdad del pasado me golpea
con fuerza de presente
y me grita en la cara
hasta reventarme los tímpanos.
Me sangran las manos
de las lágrimas que me he arrancado,
quién me hurga las heridas,
quién me palia los dolores con la punta del zapato.
Quién me prometió que si me tiro
no me caigo,
que a nadie le importa
nadie
que nada se termina y todo se transforma.
Y que los años que quedan
sólo son años a contar 
desde el día en que decidí pegarte un portazo
y tú me preguntaste si ya había acabado de respirar.
La respuesta es:
no,
que el aire que queda todavía se rellena,
por mucho que quede tu hueco impregnado 
y vaciando cada vez más todo lo que florece en el mundo,
el eco del portazo sigue resonando 
en los sótanos tapiados
y sus las paredes pintadas 
con tres palabras
"no me quiere."
Hasta que me las crea.
Este es el arte de las habitaciones vacías,
los muebles embargados
y yo sentada pasiva
viendo mi alrededor consumirse en llamas
esperando
todo este poema 
que por favor
abras puta la puerta 
que cierro con todas mis fuerzas.

jueves, 25 de junio de 2015

Tienes cara de ser la brecha
de un poemario.
De ser el trasfondo
de todos mis armarios;
de ser la hoja más viva
del más odiado de mis otoños.
Tienes cara de esconderte
en el cajón de los pintalabios,
del uno y dos son cuatro,
aquí te pillo y aquí me mato.

Eres mi poesía hecha brecha,
los puntos descosidos en el dolor en carne muerta,
la llaga en el dedo,
la condena sin beso.

Me engulles de espera.
Me ahorcas desde tu miseria.

Todo esto es para decirte
que me muero por colgarme de tu piel
una vez más.

Cambiar de soledad.
Escucharme respirar.
Colorearme el vacío,
arrancarme los ojos,
coserme las heridas,
cerrarte la boca.

Que me encantan tus arañazos,
mis heridas en carne viva,
que necesito tus pasos
para no tropezar con mis esquinas.

Eres cada una de las esperanzas
que aúno 
cuando la mañana despunta.
Mi motivo de cartón aplastado
y mi vida presente 
de color pasado.
Mi golpe bajo de fortuna.

Este poema está tan caducado
que está color inerte.

Ya me has hartado,
pero vuelve.




viernes, 29 de mayo de 2015

Esta va a ser la mayor mierda que he escrito en mi vida.
Pero es que se me agolpan las palabras
en la parte de atrás de mi garganta. Y las escupo o me escupen.
Impotencia, 
dolor, 
desamparo,
¿amor?
desolación,
siete mantras para pedirme perdón.
Voy querer tanto 
que no voy a querer a nadie.
Estoy hecha cadáver
y he regalado toda mi sangre
para acabar

sola.

Mi propia tinta me devora
en mis intentos de huir de mi razón.
Que me dividan en mil partes
si eso va a hacer desaparecer
mi yo.
Querer, querer,
dar, dar,
vaciar, vaciar,
para darme la vuelta y caerme hacia atrás.
Fréname los pies,
que me he vuelto a equivocar.
Mis desfiladeros se asoman a mi mirada
y amenazan con un infierno sin acabar.
Que no sé salvar, 
que no te sé responder,
que no sé esperar,
que no sé coser.
Pero por muchas pedradas que me caigan,
de aquí no me vais a mover.
Soy la cuerda entre la cordura
y la locura;
soy la máxima expresión
de una luna sin miel.
Soy la última que se salva,
y si os caéis, me voy a caer.

Dejadme querer,
dejad de escocer.

Hoy es viernes
y me toca perder.

lunes, 27 de abril de 2015

Quién cojones me he creído que soy.
Respírame,
expírame.
Inspírame.
Te he tenido que escribir
hasta acabarme los alfabetos
dejar mis libros sin vida
para darme cuenta de que no eres tú
soy yo
quien me acecha a la vuelta de la esquina.
¿Cuántos vacíos caben en un mismo cuerpo?
¿Cuántas soledades tengo que soportar antes de aprender a reconocer que yo también 
echo de menos?
Que alguien me arranque.
Que se lleve lo que queda
en las paredes del declive
de color sábana y versos.
Aún me sabes a café por la mañana
y comer con Delibes.
No pasa nada;
sólo llevo así cinco minutos y tres años y medio.
Que nadie se acerque,
que el frío quema
y el suelo engulle
y el silencio desordena

silencio,

sólo un poco,
me estoy haciendo mucho ruido,
ya ni siquiera me oigo.
Dónde están mis odas de invierno
que mis olas de infiernos
ya no me dejan ni
inspirar
te.

Respírate hondo, hasta terminar de acabarme.
Aléjate.
No me dejes tirada.
Abrázame.
Lléname de absolutamente nada.

lunes, 6 de abril de 2015

Como amigos a medio camino, 
pareja sin más besos
a los que dar sentido,
familias sin vecinos,
sexo sin vicio.

La cara del vacío
que se ríe con desprecio.

Llevamos estando locos
mucho tiempo.
Y no hay prisa por dejar
de sernos.

Firmáis muertes sin veros.

Construimos nuestra casa
con seis ventanas
una vista
media cama 
pero se nos olvidaron los espejos.

Y antes de darnos cuenta, ni nos conocemos.

Firmo muertes a falta de versos.
Y los que salen, 
tienen prisa por dejar de serlo.

Reconstruimos nuestra casa sólo
con espejos
y nos caímos
hacia atrás
inundados de nuestros complejos.

Allí, a lo lejos,
todavía se puede ver el color del sol
en el instante en que nuestros mundos
colisionaron
y se convirtieron en la cárcel
en que nos conocimos.

Buenas noches de amigos al término del camino.
Llévate los papeles quemados,
la mitad de los cajones,
mis agujeros excavados
y el acuso de recibo.
Huye y ahógate de amor
hasta morirte de mí.
Lo demás ya se ha consumido.

miércoles, 1 de abril de 2015

Hoy quiero dejar de ser
la chica de los sentimientos
contenidos,
la del octavo derecho,
la que ha probado todas las locuras
con la punta de los labios
y ha vivido su tristeza
a medio camino,
donde se acaban los abrazos.

Se han escapado las toneladas
de excusas para mantenerse
tumbada boca abajo ignorando
la vida pasar.
Absorbida por su propio pasado.
Reconcomida por su corazón
cóncavo
de los pisotones que ha soportado.
No puede con tanto peso 
de sí misma,
lleva demasiados errores 
echados a la espalda,
ya sólo sabe forzar sonrisas.
¿se consume para esto?

Nadie le avisó de que la vida
se vive de muerte en muerte
y entre medias con heridas.

Hoy la chica se ha pegado un
portazo
en toda la cara;
se ha puesto la zancadilla
y ha andado de espaldas.
Se ha asomado al borde se su acantilado
y se ha visto reflejada
en el duro color del alquitrán para asfalto.
Hoy la chica nos está esperando.
¿Qué nos pasa a todos,
por qué no saltamos 
con ella?

Hoy la chica sigue viva,
y vosotros no paráis de marchitaros.

domingo, 29 de marzo de 2015

Me dicen me cuentan y me juran
que te fuiste como un campeón
que jamás emitiste ni una sola queja
y que sonreías de oreja a oreja.

Hoy son las buenas noches
del hombre que nos coloreaba las comidas navideñas.
Del ejemplo de toda la casa,
del timón dirigente,
de los paseos por la mañana
y la compra los miércoles.

Estés donde estés, estás aquí.
Sigue sonando el repiqueteo de tu bastón
tartamudeando por su llegada repentina.
Siguen incrustadas en las paredes
todas tus sonrisas,
nuestras,
velándote en cada esquina.

El cielo estaba gris el día de tu partida.

La ruleta del destino ha querido arrancarte la vida.
Has luchado como un valiente
a diestro y siniestro.
Y has ganado, te lo prometo.

Hoy son las buenas noches de una familia entera,
de un mundo creado por ti
que ha perdido su vela.

Aquí abajo seguimos esperándote para cenar.
No te apagas y no tienes fin.
Aún nos quedan muchas cosas por contar.
Buenas noches para ti, Juan.

jueves, 19 de marzo de 2015

Este poema no tiene título.
Hoy he soñado contigo
otra vez.
Me corroen los sueños
de color miel
que se deslizan con miedo
arrastrando mi piel
y descubriendo que no te tengo.
Eres todo lo que te di.
Y yo, todo lo que me pierdo.
Hoy he contado siete veces hasta veinte
y me he trabado en cada punto y coma.
Ya no tengo ni ganas de quererte.
Y no me has dejado sola.
La última vez que te escupí
supe que sería la antepenúltima.
Tienes que dejar de trepar
por mis asperezas,
por mis caras malas,
por mis noches en vela.
Tus ojos me cortan las alas.
Nunca quise nada.
Y las horas se resbalan 
por la espalda de tus puñales
nunca quise carnavales
nunca te pedí que me mirases.
La última vez que te quise
supe que sería la primera.
Hoy he soñado contigo,
y esta vez olías a primavera.
Me arranqué los ojos
y dejé que las alas se me cosieran.
Que me arranques tu puñal.
Que te destapes de furia.
Que me vuelvas de cristal.
Has contado veinte veces hasta siete.
Y al final, ya no estás.


lunes, 16 de marzo de 2015

Cállate, 
déjame gritar.
No puedo menos.
Siempre me empujas
hasta el borde de la calamidad.
Me voy a caer de tanto andar de puntillas
por la orilla de mi tempestad.
Me estoy ahogando 
en tu vaso de agua.
Y nadie me va a rescatar.
Ni siquiera te dignas a volver a existir.
Me has esfumado.
Y respirado en un sinvivir.
Apuntad en mis esquinas
los días que lleváis sin llorar.
Sois todos de mentira.
Me descoséis los dedos de mi coraza.
Arrancadme las historias 
de la punta de mi calma.
Respira hondo,
que me ahogas.
Estoy a punto de morirme de rabia.
Sálvate que puedes.
Olvídame el martes 
y maquíllate las sombras
pero déjame tus jueves
y condéname las horas.
Se marchitan mis sueños de vidrio
desde que me devoraste y
cortaste 

no

fui yo
lo siento
no es culpa tuya
yo me devoro a veces
me termino de estrellar sola
y me grito sin suerte.
Quien inventó el mundo de los artistas
añadió por detrás la palabra mentira.
Hola, buenos días,
¿qué te parece hoy mi sonrisa?

domingo, 15 de febrero de 2015

Nunca, nunca más.
Nuestra última poesía se terminó el día en el que me dijiste que te daba igual y no te devoré la espalda.
Nuestra única poesía
fue las noches que te lloré
mientras te compartías con mil almas más
vaciando la mía con cascadas
de mentiras.
Nunca, nunca más.
Nunca qué.
Siempre tú.
Tú, me, mí, con ellas.
Siete mil personas hacen cola
para que nos saludes con el arco de tus cejas
doscientas mujeres que duermen sobre tu cuello
y ninguna te conoce como yo
y no te quiero como a ellos.
Nunca, nunca más.
Hazme las maletas.
No tengo la fuerza para decir adiós de verdad.
Sigo con medio pie enganchado en tu puerta,
mi mano derecha aferrada
a tu orquesta
y la mitad de mi boca colgando
de nuestras piezas.
Siempre, siempre más.
Mis ruinas llevan mucho tiempo
sin escucharte repasarlas
y recitarlas de memoria.
Y hasta yo te echo de menos.
Recuérdame el color de la miseria
y destrúyeme de gloria.
Te espero a las siete y cinco
en la puerta de mi histeria.

martes, 10 de febrero de 2015

Tendría que haberte cerrado la puerta en la cara.
Voy cuesta abajo sin frenos
y la siguiente curva está al noreste
de tu cuello.
Y me estrello con ganas,
y me estallas las entrañas,
me devoras las ideas 
y se me acaban las palabras.
Tendría que haberte quemado
de poesía.
Terminarte entero
y ni molestarme en leer
mis propias agonías.
Todo al fuego del olvido,
me perdono a mí y a ti
que somos lo mismo.
En serio,
nos perdono.
Tendría que haberte despertado
y destruido aquel día.
Ahora yo ya no quedo,
y tú brillas.
¿Quién soy?
No quien conocías,
he aprendido a tener garras,
a mentir sonrisas,
a destrozar amapolas
y a estar sola.
Ni tú sabes quién soy.
Y eso me consuela.
No quiero escribirte ni media letra más.
Por eso te pido que las arranques de este poema.
Quiero que tu silencio sonría.
Apágame las velas,
recuérdame avenidas.
Y, esta vez sí,
rompe mis puertas.
Aquí te esperamos
los del alma torcida.

viernes, 9 de enero de 2015

No importan las almas en pena
que vayan a rebosar el Sena.
Tullerías seguirá escupiendo
pasado a las pisadas
de quien se atreva a considerarse
su dueño.
Trocadero seguirá observándonos
como peces en una pecera.
Eiffel seguirá pisando firme
y coronando todos los tejados.
Por mucho que nos asustemos, 
los Campos Elíseos
se seguirán cerrando al paso
del mal 
y se abrirán tras su derrota.
Y nos cubrirán con su abrazo.
No importa lo que se destroce.
Moulin Rouge seguirá brillando.
Charles de Gaulle te seguirá gritando.
París, 
no me sangres más.
Llevas tres balazos en el pecho.
No te dejes rematar.
No eres de nadie.
Sabes demasiado de ruinas
y ni el miedo te puede callar.
Repite tu historia.
Decide ganar.
Respira hondo y déjate respirar.
Pese lo que pase.
La rabia no te va a destrozar.
No importan las toneladas de lágrimas
que te queden por soportar.
No importa el egoísmo 
que te hagan tragar. 
No vas a sucumbir.
Y mañana amanecerás.
No te dejes llevar 
y déjate vivir.
Puede acabarse el mundo,
que jamás terminará París.



martes, 6 de enero de 2015

Y volveremos a encontrarnos.
En la boca del lobo de siempre.
En la punta de la soledad.
En el pico del eco del Tíbet gritando
que nirvāna no existe
que estamos todos equivocados
que aparquemos el orgullo
que todos nos necesitamos.
Te sigo esperando en la boca del lobo.
En el borde de tus labios.
En el colmo de lo impaciente.
Donde huele a mandarina
y sabe a mil millones de demonios
reducidos a polvo en la cubierta
de mis diarios 
adolescentes.
Me sigo esperando en todos
los bancos del metro
deshabitados de tanta prisa
por vivir en mil sitios a la vez.
Nos hemos equivocado.
y lo hemos admitido,
pero al revés.
Cierra la boca,
muérdeme.
Es hora de que las espinas
se traguen su propia sed.
Se me han roto las excusas
y ya son más de las tres.
Devuélveme este infierno,
que aquí lo esperaré.