Tengo la devoción por la tristeza

corriéndome por las venas

y el miedo al rechazo

y al pasado

y al pinchazo.

Y la penitencia rodeada de asperezas

cicatrizada en balde

recordando que todo lo que eras antes

lo eres

y puedes recorrer medio mundo y volver a darte de bruces

con tus fantasmas

escondidos de puntillas bajo el telón

de toda la nueva vida

que has montado con las manos llenas de astillas.

Me estáis aburriendo.

Con el tiempo circular y este dolor de costillas.

Y todas vuestras putas zancadillas.

Me estáis enfadando.

Y os creéis que podéis pisotear

escupir revolotear odiar

sin ningún tipo de consecuencia os creéis

que no tengo un agujero de obús en el pecho

que me pesa el vacío

que no soy invierno,

os creéis que si la corona de espinas

que si el desprecio,

que si el terror a querer,

que si el deshielo

os creéis

que no os oigo

que no os entiendo

que os tengo miedo

no queréis comprender

que me he dejado por el camino

siete corazones y medio

y estoy dispuesta arrancarme

el resto

con tal de veros

sonreír

de nuevo.

En el amor y en la fe
en el color de tu pelo y en este traspiés
en la luna de agosto, 
en tus labios de miel, 
es en la destrucción masiva 
y en hacerlo todo otra vez.
Es el alma del revés,
el hueco del olvido, la cicatriz sin coser,
la valentía del ignorante,
tus manitas en mi piel.

Y es en la aspereza de las heridas

en el resquemor de la costra el escozor

de las arterias

el sueño espectacular

y tragarse la histeria es

ojos marrones asomados

es la mirada sincera

el corazón encogido

las manos

esculpidas esparcidas

lentamente

sobre todo tu abrazo

y en tu espalda dibujando

mírame

intentando

escurrir tu sonrisa

sin saber disimularlo

es en la destreza de las vencidas

en el hedor de la batalla,

en el pulmón vacío,

en la rueda del sinsentido

y escúchame intentarlo

escúchame

con el mármol de tu tacto

tus lucecitas de colores

mi pecho escayolado

mírame una

y otra

y otra vez descalabro

la suavidad de tus labios la curva

mi presagio. 

El pecado de la carne
y las piernas
y el hambre.
La boca ansiosa
y el miedo al enjambre,
la mirada tediosa,
el sabor a sangre.
La falta de arte.
El mujer contra mujer,
lo evidente y lo indescifrable,
lo reflejado,
el somos iguales,
lo mío es tuyo y todo a mi lado,
mi amor en tu pecho,
mi cabeza en tus manos.
Mi vacío en tu abrazo.
Mi desvío regalado.
La punta de mis dedos
en tu rostro
acariciando.
Tu pintalabios
en mi pintalabios.
El tacto de tu pelo
y el marrón castaño.
Veinte años escondida.
Terminemos los armarios.

Cada día
tu recuerdo desparramado 
me saca las amígdalas 
y cada día la agonía me cierra los ojos
y aprieta la mandíbula.
Cada destrozo.
El temblor de las manos envejecidas
por el pecho reventado
y la mirada vacía.
En la ponzoña envanecida
que dejo a tus pies
cada vez
que
me
arrastro.
Ya no soy nada de esto.
Todavía te quiero.
Cada día.
Pero sabiendo.
Ya no me quemo en tu luz de polillas
ya no me cargo la cruz,
ya no me doy por vencida.

La locura de la felicidad tóxica
y la verdad empañada,
las lágrimas y la sonrisa y tu mirada.
El marrón oscuro.
Las ganas
machacadas escondidas reprimidas
engañadas
las ganas y el amor
reducido deprimido estropeado
parapente de cartón
y mi corazón de bicarbonato
disuelto
en lágrimas de pasión y miedo
la locura
del atrevimiento
de la decisión y de lo sincero
de la vocación
de mi tiempo.
Hoy te siento.

Y ya se acabó
la espina en la garganta y el hormigón intravenoso,
el perdón, el embrollo,
la estática esperanza y el hedor,
la melancolía, mi señor,
el sueño, la pesadilla, los fantasmas
la zancadilla
el traspiés descolocado
los dardos envenenados mis palabras
el desgarro.
Se acabó
el sonido gutural los pelos de punta
y todo lo macabro
que puedas imaginar.
Se acabó y yo difunta
regalando flores ya sin miedo,
ya pregunta,
ya no lo quiero,
ya no necesito insulsa ya no
ya no me muero.

Todo esto ha sido
una palmadita en la espalda
una hostia a tiempo un rayito de sol
en pleno aguacero
todo esto ha sido un infierno
una esperanza tortuosa
y corazón sincero
todo una dejadez viscosa
un susurro de consejo
un no lo hagas y a que me atrevo,
todo esto ha sido una ofrenda
fustigada masoquista rotita de pena
todo esto ha sido un empujón
una zancadilla,
trastabillarse y heridas en las rodillas.
Todo esto ha sido un ensayo
una broma de mal gusto
un destierro temporal
una felicidad rasgada
un amor visceral
todo ha sido un mal, muy mal rato
todo ha sido eterno e insuperable
todo ha sido cruz y asesinato
y todo ha sido presente, futuro
y hoy,
pasado.

Y si el amor malgama de cuerdas
maldición desierta anagrama y violenta
y si el amor
compensa la balanza y la estepa
si el amor expresa epidemia
destreza
de corazón equilibrista y si el amor es una pista
de patinaje para ciegos sin besarte
y si el amor sin arte y mis cadenas entregarte
y si el amor espigado endereza pecado
sin trazas ni resultado
sin puentes y sin abrazos.
Y si el amor no es regalo ni necesario
ni romántico ni
sonriente ni sin descanso y si no es
ordinario
ordenado colocado por las nubes envenenado
y si el amor rezumado
emponzoñado anestesiado y si el amor y mis manos y tu mirada y mis reparos
y si el amor aparcado destinado mentirosa y yo me apaño.
Y si el amor espejismo empañado reventado en añicos.

Hablo de
hablo del cocodrilo y las arañas
maldiciendo
el enredo tropical y estómago de piraña
repitiendo y devorando
el color de tus pestañas.
Mal colocado torcido a media asta
yo te digo y tú me abrazas
hasta aquí arriba y atacando por la espalda
hablo de las estacas
escupiendo
las mentiras el roce y la mirada
descubierto empaquetado desterrado
olvidando
destripando explorando reventando
cinco minutos de calma
la paz de mi guerra y tu océano
de los labios
el enfado la rabia las lágrimas el desacato
el no, el yo aquí me mato,
el yo ya no puedo,
el estoy supurando.
Hablo de la llaga de mis manos.
Del altar envenenado,
de destrozar, de todos mis pactos.
Hablo cocodrilo devorando entrañas.
Piraña en tu estómago y en mi cabeza
tus carcajadas
tu brillo de los ojos, tu piel aterciopelada.
Y en mi cabeza hormigón de palabras,
piedad empaquetada,
compasión despertada.

Soy
pájaro desplumado
agonía de cristales soy
el verbo y la alegoría
el dolor en el pecho
y las cosquillas de la alegría
soy.
Soy los cuatro puntos y medio,
los veinte miligramos,
la caída del imperio.
Soy el vacío del abrazo.
Soy el tacto del tedio,
la reconstrucción y el milagro,
soy las cenizas y mi atuendo funerario
soy el universo paralelo
el anverso y transverso
soy el techo
choque de camiones
y encontrarme riendo.
Soy espectadora
testigo protegido
pecadora de corazón compungido
soy lejos y fuera
soy todo
ligera
rescoldo humano
vacía vomitiva despectiva
soy tregua explicativa
mentira y no soy
nada
y todo
fluyo por las venas rascadas de mi vida
del drama embarazoso
sonrío y veo que no soy nada
y que en la nada está todo.

El milagro de los ojos temblorosos
y las manos transparentes.
El milagro del corazón roto
y la pesadumbre decadente.
El cielo azul celeste.
Tu recuerdo cada vez
y cada vez
más presente.
Todo el dolor de estos meses
embotellado escondido escarchado
todo el dolor de estos meses
engañado perdido maltratado
todo el amor de estos meses
estropeado impedido malgastado
ignorado
vomitado
todo lo exigido y lo demandado
todo lo pedido y lo llorado
cada uno de tus milagros
de tus ojos marrones
y tus manitas hirientes
tu corazoncito empañado
y tu ligereza aparente.
Mi cielo vacío sin verte.
Mi recuerdo de cada intento del amago del jugar a jurar
que dejo de quererte.
Mis gritos enjaulados y tus reflejos inertes
mis ganitas de vivir
la lucha del corazón latiente
la piel de gallina de la espalda
mis arañazos en la frente.
Mis mil batallas inútiles.
Ahora: vuelve.

El aguijonazo entre mis costillas
respira despacio
y se cura sin prisa
el aguijonazo entre tus sonrisas
y el espacio.
Entre mis manos y tu abrazo.
La picadura a tiempo
las rasgaduras sintiéndolo
mucho
siete meses en un espejo
y cuatro de invierno.
Mi corazón esculpido en yeso.
El amor destripado en verso.
Y todo entregado.
Mientras tanto: respiro,
esmeralda y me explico.
El aguijonazo entre mis costillas cerrado
y yo
recuperando el aliento
muerto el perro
y la rabia que nunca tengo.
La pesadilla de los mil peldaños terminados.
Y desde arriba
me vais a oír
gritando.

Las manitas de mármol sangrantes
y el fruto de sus frutos,
el trabajo, el arte,
morirse del susto
y resucitar al besarte.
El mentón de las lamentaciones
y los ojos, los ojos delatores.
Las hojitas de colores.
La bandera de los horrores.
El retiro de los dioses,
los cinco minutos,
el sueño de mil noches,
mis veinte años en un cucurucho,
y sigue, que yo te escucho.
Qué frío al verte
y dos cafés con leche.
Las costillas me hacen daño
desde que no pueden envolverte.
Exijo normalidad inerte,
mi suerte,
y si supiera todo lo que quieres,
y si sé todo lo que eres
con la dignidad de los muertos vivientes
te regalo los retazos que me queden,
los recortes de recuerdos,
por los siglos de los siglos
y todo lo que me quede.

Mujer contra
tus ganas
y a mí qué me cuentas,
y a ti qué te pasa
yo nada y telarañas.
Uno dos y tres
meses como losas
con la piel del revés
y en mis manos tus esposas.
Y en tus manos mi memoria.
Déjame explicarte con la mirada clavada
que todo esto me ha nacido de las entrañas.
Que dejaré de quererte,
y que no pasa nada.
Y amor mío, que todo se acaba.
Que para saber quererte
no tengo que acabar destrozada.
Que has movido montañas.
Y que por esto, por el dolor, por las canas:
gracias.

Quiero que sepas que
no soñé nada,
que fue carne y hueso y vida y destrozada.
Que sepas que todavía te paseas
por mis entrañas.
Que todavía tanto y yo sujeto
la pared y la espada.
Que te echo de menos con cada celulita
de mis manos despellejadas.
Que mi voz ya no suena como contigo
y que las rodillas me temblaban.
Que repaso cada cruce de miradas,
cada redoble de corazón,
cada una de tus carcajadas.
Cada error, cada alegría contenida,
cada presente y cada expectativa,
cada una de tus sonrisas torcidas.
Quiero que sepas que todo todavía
y que el tiempo me dirá
que eres feliz lucecita mía
y que lo demás me da igual.
Quiero que sepas que ya sabías todo
y que al final nada.
Quiero que sepas que tenía razón.
Que tú también me querías.
Y por miedo, amorcito,
por miedo no viviste la vida.

El clavo de mi clavo
sonriendo a regañadientes
con la cabeza torcida me dice
que espere, que espere.
Y espero despacio.
Quiero quererte desde mi propio santuario.
El clavo de mi clavo
el culmen de mis abrazos
eres 
el sueño de la noche de todos mis veranos
y espera, si es lo que quieres.
El clavo de mis clavos de mi corazoncito destrozado
otro golpe y otro desgarro
y espera cien vidas
por las cien mil que no tienes.
Espera, corazón de mármol.
Que en esta no, pero sí en las que vienen.

La indiferencia fingida
y me muero de pena
me cortas las alas pero no las venas
y mira
qué bien
respiro.
La indiferencia fingida y mi dolor de cabeza.
Empiezo a llorar a las tres y media.
Y mira qué bien sobrevivo.
Pero mira.
Mira qué color ceniza y canas y sol y lluvia
mira qué calor y qué frío y qué desgana
mira qué dolor de entrañas
qué arrugas en la mirada
mira qué migrañas
qué pérdida de alma
mírame a la cara.
Mírame manos de esparto,
futuro descalzo.
He encallado majestuosamente
y todas las noches te sueño al lado.
Me siento orgullosa de todo lo que te doy
y todo lo que te he dado.
Amor mío, he reventado.
Pequeñito por las grietas,
pero explotado.
Amorcito.
Lo siento tanto.

Y de la huida y de la vanidad
de que no me quieres y que ya está
que no me quieres y no está mal
que no me quieres
y la vida llegará.
Y de la huida y la hermandad,
los jueves al sol y mascar la soledad.
Del sueño de mi vida en la otra mitad.
De no querer sufrir y querer
y sufrir y llorar
y el corazón retorcido
y ponerse a olvidar.
De correr y correr en círculos y esperar.
De seguir buscando motivos
en tu presencia fantasmal.
No creerme nada de lo que escribo
y volver a aprender a vomitar.
Mirarte al espejo y ponerme a gritar.
Mi cabeza servida en un cuenco de cristal.
Tu cabeza perdida y yo sin volverte a encontrar.
Ya no tengo ganas
y todo sigue igual.
Y porque ojalá la huida,
ojalá tu suavidad.

El amor elástico se pasó de rosca y hoy
entiendo
asumo
acepto
que no vas a ser mía y que no me muero.
Que no pasa nada. 
Que tendré otro febrero
tan colorido como lo tuve. 
Que tendré el corazón hinchado de nuevo
que 
querré otra vez otras manos
y otros ojos y otros labios.
Hoy no me he muerto. 
Que tú eres tú y que yo, 
a día de hoy y siempre, te quiero. 
Y que no pasa nada.
Que me queda por vivir un mundo entero.
Que tengo un corazón que no me cabe en el pecho.
Que tengo poesía trepando hasta el techo. 
Que sigo viva y por fin lo entiendo.
Que sigas viva y feliz y sonriendo. 
Que crezcas y estires y todo lo eterno.
Que sigas porque yo también sigo,
que vivas porque yo también vivo,
que entiendo que no me quieras, 
y que entiendo por fin
que aun así
tengo motivos. 
Quiero que sepas, amorcito de mi vida,
que seguirás siéndolo todos los días
a todas horas
pero que volveré a ser feliz
que la vida ahora se me hace incolora
pero cambiará
que todo lo que fue gris
volverá a brillar,
quiero que sepas, ojos de manantial,
que voy a estar muy bien,
que me volverá a crecer la piel,
que aprenderé de nuevo a caminar.
Y que sólo guardo amor para ti,
amor y nada más.

Los del corazón diluido al final
somos los que más hemos sabido exprimirlo
y si supiérais que todo tan bien
y todo tan bonito
si supiérais lo que es el amor
jamás lo daríais por perdido
y miradme a mí
contradicción sobre contradicción
soñando con las alas cortadas
los pies sumergidos en bloques de hormigón
reventando el tiempo a patadas
al final con el corazón flaquito
temblando
oscuro y vendido
los pasos se dan poquito a poquito,
uno detrás de otro,
mascando lo perdido,
asumiendo los escombros,
y encogidita de hombros,
y las telarañas de sueños rotos,
y poco
a poco
difuminando
tu marrón de los ojos,
mi pasado glorioso.

Me has dejado conocerte por las heridas
y me siento tan agradecida
que aún con los pulmones llenos de arena
me creo
colmada
de ti.
Me has dejado de dentro hacia fuera
desterrada y desbocada
alocada
lágrima viva y llanto
oscuro
pero te he rozado la sonrisa
con el corazón en la mano.
Me has dejado conocerte en el tacto de un abrazo.
Y de nuevo, agradecida.
Por haber estado
y por la vida.

Es una carta de admisión a dondetúquieras.

Me han arrancado el corazón con una cuchara

y el mundo ha seguido girando

con el día apagado

y yo buscando tu mirada 

entre mis lágrimas corrosivas

soy un nido de avispas

y mi corona de espinas

me he arrancado el corazón con una cuchara 

y soy incapaz

de mirarme a la cara

limpiarme el negro del alma

soy incapaz de sacudir

la oscuridad que trepa por tu fantasma

el sueño del sueño del sueño de mi dedo

por tu espalda

los jirones de voz

de mi garganta

están mudos de terror

mi cabeza no se calla dándote vueltas en espiral

los ojos cerrados porque sólo

quieren

volverte a mirar

me voy a morir de pena

soy un saco de huesos y ojeras

echándote de menos

en el sinsentido de los días en tu ausencia

sin tus ojos marrones

encajados en mis vértebras

incapaz

de no seguir esperando a que me quieras.

Yo ya no sé a dónde voy
la cabeza me está dando tumbos
mi corazón todavía no se ha despertado
de la hostia que ha sido
caminar sin tu abrazo
estos dos metros y medio
que se me hacen siete océanos de largo.
Yo no sé qué quiero
quién soy
si vivo o si muero
si la realidad es esta o
el mundo es un lugar sucio y rastrero
yo ya no sé cuál es el color del cielo
cuándo pasan las horas y cuándo
trituraría el tiempo
escupiría
estos eones que me quedan de vida
con el corazón totalmente seco.
Yo ya no sé qué es esto.
Mi alma se descompone
y se me pega el negro a los huesos
cada vez que me asomo
a la oscuridad viscosa
de cerrar los ojos
y ver los tuyos serenos.

Y dime qué hago ahora yo
con los kilómetros de vida que me quedan por recorrer
sin poder respirar el olor de tu piel.
La pesadez de los días
a cámara lenta
la desesperación
para qué quiero seguir viviendo
dime tú, mi amor,
para qué quiero seguir con esto.

Y siempre lo serás.

Has sido
adicción tristeza dolor aspereza
cumpleaños color magulladuras entera
has sido
cucurucho puerto barco espalda
tus manos en mis manos has sido
sueño vida real delicadeza tacto
silueta suavidad has sido
cuentacuentos de cristal
has sido
amor extasiado reventado de verdad.

Cada vez que escucho tu nombre
se me sale el alma de los huesos
y me deja insípida
inerte
cubierta de ceniza.
Cada vez que escucho tu nombre
se me pudren las puntas de los dedos
mi pecho se convierte en un agujero negro
cada vez que escucho tu nombre.
Cada vez que escupo
expulso reviento en mil añicos
tu nombre
se me apaga un cacho del corazón
cada vez que recuerdo tu nombre
la vida se vuelve incolora
inútil
aburrida
cada vez que tu nombre irrumpe
mis latidos se ralentizan
cada vez que grito tu nombre
todos mis fantasmas me lapidan.

"What's so wrong with the light?"

Tengo un nudo de abrazos en la garganta
que me está arrancando el corazón del pecho
y desangrándome te digo todavía
que te quiero y que lo siento.
Tengo un lío de cuerdas en la cabeza
un títere mal cosido
muchas muchas muchas escaleras
y de nuevo al oído
lo siento mucho
y esto va por todo lo que te he querido.
Tengo mis manos al cuello
el pulso dormido
y a ti sólo en mis sueños.
Y de nuevo: lo siento.
Siento tanto que tengas que verme destrozada
inmolarme
presidida por tu mirada
lo siento tanto amor mío,
me siento tan rara.
Lo siento tanto, solecito en aguaceros.
Siento tanto mi mente de agujeros,
mi corazoncito demasiado intenso
siento tanto tener que decirte esto,
siento tanto que te quiero,
te quiero porque siento tanto.
Tengo un nudo de vacíos en el pecho
y mis tiritas siguen escalando
despacito y con buena letra.
Tengo el corazón astillado
de madera y explotando
pero en mi cojera de agujero negro
yo te sigo adorando.

Tú desde la evidencia
de que desde siempre te he estado buscando y mira bien
porque ya estabas aquí
estabas aquí todo el rato
y yo ilusa sin haberte mirado.
Tú desde la certeza de ser
todo lo que me ha pasado
principio y final de las guerras y de mis años
mira bien porque yo no lo hago
mírame porque me estoy acabando y escúchame
porque no me importa demasiado
a fin de cuentas
tú sigues existiendo y exiges
al mundo que siga girando
así que permíteme cinco minutos llorando
por la soledad que me espera
en una vida sin tu abrazo.

(...) Eres sonrisa de plata
ojos brillantes
piel de delicadeza
cuello de cisne
eres el mejor mundo de todos los que quise
y mi corazón derrotado
en tu carita celestial
te he amado
hasta la desesperación de lo incondicional
y con el orgullo del amor mutilado
te amaré hasta el final.

(...) Tus dedos de mármol y tus manos son sólo excusas para seguir
expresando
conceptualizando
todos tus abrazos
y ese nosequé que sujetas
con la piel de gallina de tu tacto.
Ven y déjame explicarte.

Has excavado hasta el fondo de mi alma
sin querer darte cuenta.
Has plantado un océano de calma
y los has bautizado con una foto nuestra.
Has recorrido kilómetros de canas
para regalarme una vida nueva.
Has descargado mis armas,
recolocado mi dos veces piedra,
has ordenado mis palabras
y ahora se escurren
sobre tus manos
en forma de la estrella
de mi corazón explotado.
Ahora mis ojitos sonríen
contigo a mi lado.

Hoy sólo vengo a hablaros del color de sus mejillas.
De la curva de su barbilla,
el contorno de su nariz,
de cómo me saca de mis casillas.
Hoy sólo vengo a hablaros
del cabello cobre castizo castaño
de la mirada densa y el paso de los años
por su tez
moldeando sus gestos
sus manías y todo está bien
vengo a hablaros del mundo a sus pies
de los besos con los ojos
del milagro de tu ser.
Hoy vengo a hablar de la luz del sol
y de ver la luna a través.
Del mito de la rabia y la desesperación de no saber.
Vengo a hablar a todos de tu piel.

El amor es la cosa que más duele del mundo
pero qué bonito y qué hago si no quiero,
dime qué hago si te miro y me muero
y de reojo y me pierdo
quiero estar a tu lado todo el tiempo
qué hago si no te veo
sin esperarte al borde de cualquier precipicio
que hago comiéndome las horas de dos en dos
si no es para estar contigo.
Dime qué hago guardando
los celos, las ganas,
dime qué hago si no te echo de menos
a cada segundo que pasa
dime qué gano
si el amor es la hostia en la cara,
el corazón a cuchilladas.
Dime qué hago
que el amor es la cosa que más duele del mundo
que me desborda la ansiedad de verte
que un día estás y nada al siguiente.
Qué hago con la certeza
de que has llegado a mi vida a limar mis esquinas
derruir mi tristeza
reírte de mis muros
y mis mil sistemas de defensas.
Qué hago, vida mía,
con mi te quiero y que me quieras.

Tus ojos
tus ojos tus ojos
tus ojos tienen
diez universos de melancolía
el café con leche por la mañana
y el descanso del mediodía
tus ojos tienen
la paz del exceso
el centro de los extremos
tus ojos tienen
oscuridad resplandeciente
intensidad permanente
color verano y transparentes;
tus ojos sostienen
la paciencia de quien me ha visto caer
el crujido de mis huesos
y esperan verme enloquecer.
Tus ojos son cuencas hacia fuera
vacío de broma
una novela entera
tus ojos son columpios para mayores
y un sol con estrellas
tus ojos y mis temblores
mis manos perdidas
y la boca llena de horrores
tus ojos tus ojos
tus ojos son tan marrones
que me he olvidado de los nombres
de todos los colores
tus ojos se comen mi dolor
y con la otra mano te miro
y te miro y soy
y tus ojos me miran
y tú a mí y a mí yo.
Tus ojos
tus ojos tuyos y tú mi bendición.
Mis ojos tuyos y tú mi perdición.

Quiero que me enseñes las galaxias de tu corazón.

Si llevo veinte años y medio buscándote
cómo no voy a esperar setenta años más.
Con canas y arrugas en la mirada
pero el mismo corazón encogido
de ganas
de quererte y quererte hasta reventar.
¡Si llevo veinte años detrás de ti!
Y yo me acabo de enterar.
Si me ha llevado veinte años y medio,
cómo no te voy a cuidar.
Si han sido veinte años dormida,
que me acabo de despertar,
que todo lo demás me da igual,
que me has reordenado la realidad
que uno y uno no eran dos
y que yo he aprendido a sumar.
Que dos horas se me hacen largas sin ti.
Que he aprendido que por ti,
por ti,
vale la pena seguir.
Que llevo veinte años ciega
y ahora sólo te veo sonreír.
Que tras veinte años estás aquí,
que apareces y por fin
ya no hay guerra ni queda pobreza
que has llegado a enseñarme
despacito
ligero
a amar.
Que llevo veinte años perdida.
Y me acabas de encontrar.

Estoy tan enamorada de ti
que haces las veces de uranio enriquecido
que hoy sí,
hoy definitivo, he enloquecido.
Has trastocado y vuelto del revés
cada una de mis rutinas
me has enseñado el mundo a través
del universo de tus pupilas
te has comido el vacío
y acabado con mi sensatez
estoy descontrolada
y todo por poder verte otra vez.

Yo sólo quiero estar contigo.
Amor de mi vida
y color de mis mejillas.
Yo sólo quiero verte caminar por el bordillo.
Verte girarte deteniendo el mundo entre paréntesis.
Verte sonreír es reescribir el Génesis.
Yo sólo quiero darte la mano entre delirios.
Yo sólo quiero estar contigo
en la enfermedad rica de los mendigos.
Yo sólo quiero estar contigo
en el principio de los principios.

Pero también te quiero oír llorar.
Escucharte en plena desesperación.
Quiero escuchar el grito con el que maldigas
al dios de cualquier religión,
el puñetazo en la pared,
las paredes que se vienen encima en tu habitación.
Quiero escucharte odiar tu vida,
tu cuerpo, tu cara
quiero escuchar cómo odias tu alma

todo para que yo me siente impasible
a tu lado
sosteniendo tu mano derecha
mientras la izquierda flaquea
caminando pasitos cortos
porque las alturas marean.
Todo esto para que yo me siente a tu lado
y te abrace el frío del alma
el dolor de las entrañas
para que veas que yo sólo quiero compartir contigo
cada uno de los trozos
de mi vida entregada
quiero regalarte cada partícula de felicidad
que expulse mi cabeza desviada

quiero

que me veas de tu mano
y creas y confíes
porque yo te voy a cuidar.
Quiero que me veas de tu mano
y que jamás
jamás
vuelvas a llorar.

Yo no he venido aquí a echarte de menos.
Así que no te vayas y vuelve pronto,
cualquier rato se hace eterno
cuando no sostengo entre mis brazos
tu mirada de hierro.
Yo no quiero que te vayas ni cerca ni lejos.
Ni un minuto menos.
Llevo esperándote tantísimo tiempo,
¿o es que juegas a no verlo?
Me da igual.
Eres lo único que me tomo en serio.
Ríete todo lo que quieras por todo lo que sabemos.
Si supiérais algo del sol al que me acerco
no volveríais a escuchar eco en vuestra soledad
ni a sentir el invierno.
Si supiérais lo que sé no quedarían muertos.
Pero yo sé que existes, que estás,
que te miro y río y más,
yo sé que me miras por detrás
yo sé que te quiero y tú estallarás.
Yo sé que tú a mi lado
y yo tu otra mitad.

Chispazo eléctrico
mirada cortavientos
manojo de inviernos
yo de aquí no me muevo
y tú aquí sin miedo.
Sin miedo porque he tapiado el infierno.
He cambiado las cortinas y derretido el hielo.
He reescrito la historia
y dice que te echaba de menos.
Gracias por llegar y por quedarte luego.
Por abrirme las puertas de tu fuego interno.
Y tu fuero desierto.
Por permitirme entrar descalza
en las habitaciones oscuras de tu alma.
Gracias por enseñarme el azul cielo.
Por decirme con la mirada
firme
frente a la mía insegura
temblando
"te quiero".
Y yo sin ser sincera y siéndolo
tartamudeo con los ojos
y me quedo en tus hoyuelos.
Gracias por querer quererme
porque yo sin ti ya no puedo.

No os imagináis lo que iluminan las ventanas del amor
fresco y renovado y de cero
no os imagináis lo que limpian
las entrañas del perdón
la mirada marrón
el abrigo a tiempo
los domingos al sol.
No os imagináis como cuelgan
los monstruos desesperados por falta de atención
cuando triunfa el amor
en el fondo de tu corazón.
No os imagináis la galaxia expandida
el universo comprimido
en dos pares de ojos
que no saben ver más allá de lo que miro
no os imagináis el amor elástico
estirado y esperado
envolviendo cada aspecto de mi vida
del color de tus abrazos.

[...]Cuando te descubres con la guardia baja
reprimiendo tu sonrisa
escondiendo tu mirada y su destello
te conviertes en mi bahía favorita.
Y cuando estás libre de miedo,
cuando estás libre de miedo
se termina el deshielo,
suena el timbre del recreo,
baja un ángel del cielo,
sale el sol de nuevo.

Lloras agua bendita
y los surcos que deja por tus mejillas
me gritan
junto con tus ojos
atrévete.
Asómate,
atrévete,
que te veo el precipicio desbordado
y en tinieblas
atrévete y llega
donde nadie ha pisado
atrévete.
Atrévete y arregla.
Repara las goteras
de venas de mármol
y corazón atascado.
Atrévete marcapasos asfixiado
a darle la manita
a este corazón enjaulado
atrévete cerebro empañado
tú que puedes ver
el paso de mis años
atrévete.

Y yo me atrevo, pero sólo de tu mano.

Tienes los cuatro misterios
dibujados en tu cuello
y cuando los miro
tú me preguntas qué.
Y yo digo.
Yo digo que tienes la ley de dios
en los surcos de tu piel al sonreír.
Yo digo que está aquí
apoyada en tu espalda
la cura de la vida,
el color del sol cuando brilla,
el de la luna escondida
y las manos de mandarina.
Yo digo que aquí está el amor
de los equilibristas.
El dolor de la tristeza vacía.
Tienes los diez mandamientos
escurriéndose entre tus dedos,
tienes el cielo en el olor de tu pelo.
Eres el sabor de cada beso
de cada extraño
inexpresivo
insípido
aséptico
a tu lado
irrelevante en mi corazón
que sólo piensa en tus hoyuelos.
Y tú me preguntas qué.
Y yo sólo pienso que te quiero.

(y gracias a dichosa Lucía López De Aragón Olesti por labor investigadora)

El amor es un puzzle de cien piezas que encaja justo cuando te ibas a rendir.
Es grandeza humana.
Es un manojo de nervios amenazante en la garganta,
esperando cualquier momento para llamar
a tus cadenas  de semanas de la muerte
a tus destrozos coloridos
y decirte que no te quieren.
El amor es mío
y siempre vuelve.
A por ti,
toma.
Mi mano.
Por favor.
Que del amor sonrío
y del amor no me engaño.
El amor es un buen estribillo,
medir mal la estantería para tanto libro,
es quemar aldeas sólo para que veas más
y más brillo.
Es el sueño oculto del pirata cautivo,
es la cornisa del séptimo piso.
Y sol, solecito;
el amor es un barquito.
El amor es un titán preparado para el combate
para la batalla que jamás se va a librar,
son mil escudos que se resquebrajan
con sólo escucharte caminar,
es la voz quebrada y las manos hartas de temblar.
El amor es el dios al que me quiero entregar.

Eres un clavo ardiendo
flotando en un mar de lava
gritándome
"agárrate"
y si tú supieras lo que dices qué.
Que me agarro y me cuelgo
y lloro y agradezco
si sólo supieras que
cada centímetro de tu mirada
forma la entrada al paraíso
que sostienes en tus manos
nada
y tanto
y si mirases a tiempo
si te quitases la capa y se te cae el sombrero
el yugo y el miedo
sobre todo el miedo
porque sabes lo que digo
y sabes lo que quiero.
Me arrancaría las costillas
para que comprendieses el mundo entero
y mírame a los ojos
tan fuerte que llores el hielo
de todos los años
que llevamos esperando este momento.
Y mírate a los ojos
para no perder el cielo.
Abre tu alma y resiste
un destierro que en realidad
no existe.
Ábreme el alma y sácame los ojos.
Que todo sea un secreto
y en absoluto silencio.

Porque eres tú y el amor elástico.
El amor elástico y el velo de cristal,
mis tejados goteaban alquitrán
hasta que te asomaste con luz
y borraste mi oscuridad.
Amor no estático y de los de verdad,
no tengo ni idea de lo que hago
pero tengo cosquillas
y el panal de abejas de mi cabeza
se duerme tranquilo
desde que sonríes sin asperezas.
Amor sin plástico y de profundidad.
Amor ciego y perdido,
andando tropezando
sonriendo por lo ya perdido.
Porque tú y mi amor
asustado
déjame llorar encima de tu abrazo
porque yo soy tú
y tú mis manos.
Porque mi amor y nuestro
siempre a tu lado.

Mi cabeza se desglosa en seis mitades
llenas de hormigón,
se despelleja y desconcha a trozos
y tantas cosas más que por favor,
tú te quedas.
Mi cabeza es un color negro
lleno de amor y mitad destrozada
mi cabeza es un corazón del revés
y de luna nueva.
Mi cabeza estirada destroza escaleras y camina de espaldas
porque no las necesita para trepar
pero bajadme por favor,
que me da miedo saltar.
Mi cabeza exprime mi vida
alimenta mi sufrimiento
y me acaricia la piel a tiras
mi cabeza se inventa y expulsa
y comulga y destruye
mi cabeza abraza a dios y sin querer lo aleja
mi cabeza sonríe y mi alma se estrella
colócate con cuidado porque aquí hay goteras
prométeme que no me exigirás
pedirte perdón por cada una de mis grietas,
mi cabeza es la jaula de los pájaros que jamás solté.

Mi cabeza es un agujero disparado en tu sien.

Todavía te quiero y por fin te lo digo.
Aún te quiero,
amiga del alma,
compañera de vida,
personita especial,
número ocho,
aún te quiero y te echo de menos.
Aún te quiero color azul
con todo muy oscuro pero aún te quiero
angelito roto
de la mano bien fuerte
las lágrimas espesas
aún te quiero porque
tu carcajada era inmensa
y tus ojos tristes a veces brillaban
y yo sólo quería cuidarte
y quererte y que supieras que jamás estarías sola
que nubes de demonios
tristeza extrema
comer porque alimenta
que yo te quise mucho y tantísimo
amiga mía
que te dejé de lado y lejos
un muro enorme para mí misma
porque nos devorábamos la vida
porque luchábamos para ser felices
y jamás podíamos hacerlo juntas,
porque dependíamos la una de la otra
y decidí soltar tu mano
y no morimos ninguna.
Te quiero por todo y por ti,
por lo que fuimos, por lo que fui
por las veces en las que te he odiado
por no ser feliz,
te quiero y te echo de menos
pero sé que esto no es así.
Te quiero porque es desde lejos
y no nos arrancamos más las entrañas
te quiero porque me quedo con lo bueno
y te mereces lo mejor
te echo de menos pero ya no se puede,
ya no podemos,
por favor.