Al monstruo se le derrota de frente,

sin capas ni espadas

ni dogmas ni capas agujereadas

ni mierdas ni amor

con dos cojones se mira a la cara

del auténtico terror

y se grita que no

no al dolor,

no al sufrimiento,

no al sí pero no pero no te vayas que yo te tengo

no a la toxicidad

y no a odiar tu tiempo; 

no a olvidar vivir,

no a ignorar las flores y ensalzar el frío

no a la ansiedad de la derrota

no a perder de un golpe los estribos,

no, no y no

no cojones, que hoy estamos vivos,

no a las sanguijuelas,

no a los destrozacaminos,

no a dejarse los brazos,

no a ser muleta de tullidos,

no a ser el tercer del tercer del tercer plato, 

no a lo que te impide llegar más alto

y, por favor,

no a todo lo que te haga puto daño.

La vida es un recipiente vacío 

hasta que tú la llenas.

Puedes recorrer mil mares,

tropezar y dar mil quinientas vueltas 

pero si empiezas por fuera

sólo te frustrarás

está dentro

la mierda y la luz

el amor, la paciencia y el dolor

la compasión,

nirvana y el mismísimo dios

son sólo un puñado de vibraciones

que resuenan con eco infinito en nuestro mundo interior,

nos hemos ahogado de materialismo,

hemos perdido nuestras almas

y nuestra mirada espiritual está relegada al fondo

del fondo

del abismo,

no nos han enseñado a cuestionar

si todo lo que nos dicen nuestros sentidos es verdad

o una simple ilusión

en la que vivimos encerrados 

creyendo que avanzamos, que avanzamos

cuando cada vez estamos menos nosotros,

más tristes,

más pastillas,

más risas vacías

y más desesperación reprimida.

La vida es espiritual,

sin templos, ni dogmas

ni mil maneras de posturas de yoga que adoptar

la puerta está dentro,

llama y se abrirá.

A los caídos

a los del revés

a los de las espinas por dentro

y la sonrisa a la de tres

a los raros,

a los comidos por dentro,

a los devorados

por infiernos

a los terminados

a los que perdieron el norte

y se comieron de miedo

a los perdonados

a los crucificados de mierda

y a los vivos sin estarlo,

a todos y cada uno los del alma destrozada

los de los sueños rotos

y las noches desveladas

a todos vosotros

y a todos nosotros:

aún hay esperanza,

aún hay un trozo de luz

que por muchas hostias nunca se apaga

aún se puede, aún te salvas

aún brillamos de puto esplendor,

aún vivimos,

aún queda amor.

La dimensión de la manipulación

tiene las dos piernas cortas

y la mirada ansiosa

de quien obtiene lo que desea

del que ve al humano como medio

del que chupa la sangre al de al lado

y echa la culpa a su infierno,

del que te amenaza con todos tus miedos

y luego te grita te quiero tan alto

que te lo crees

y respiras pensando 

que no, que a lo mejor no es tan malo

que sólo se enfada a veces

que exagera, pero porque somos humanos,

que me quiere, que me quiere,

que todos los demás están equivocados,

que me quiere, que me quiere,

y por eso me hace tanto daño.

Porque me quiere,

me posee,

me convierte 

en un accesorio de su persona

en un brazo

en la sombra de su sombra

porque no me quiere

porque solo soy una grandísima tonta

encerrada en las fauces

de la magia de una manipuladora.

Vivitos y coleando.

Pase lo que pase,

y con mil mochilas de piedras

seguimos andando,

y andando,

y andando.

Y literatura y dolor,

y pánico y destrucción

y cosquillas y risa y corazón

desde el fondo del alma

hacia el mundo exterior,

que viva la vida,

que viva la mierda

y que viva la alegría,

que vivan los muertos,

que vivan los vivos

y que no vivan en más infiernos,

que viva el cielo

y que viva la tierra,

que vivan los monstruos

y que vivan las espinas,

que viva la gente

que exploten

y no se repriman,

que vivan los marrones

y que viva el otoño,

que viva ser diferente,

y que vivan, coño.

Yo decido.

Yo mucho muchísimo,

sin dudar y a ratos;

quererse a uno mismo

y empujar a los diablos.

Reventar en palabras

y escupir puñetazos.

Que nadie grite,

que siempre estoy al lado.

Cuando uno se muere

es sólo porque lo han matado.

Yo decido y aún no me he ahogado.

Yo hoy vomito los hilos

de un amor de hermanos

tan mal cosido

que son dos extraños.

Yo hoy destrozo los pisos

construidos a base de andamios

de esconder las peores plazas

en el fondo del armario

de torear las emociones

y mentirnos como desalmados.

Yo hoy decido,

hoy esperpento

y hoy escribo

que por mí y por todos nuestros muertos

tú a lo tuyo y yo a lo mejor

a ser feliz

y que le jodan al resto.

Yo sólo quise ser más feliz que el resto.

Más feliz que las familias acomodadas en sus marcos estáticos 

con el freno de mano echado

una sonrisa forzada

y los apellidos enlazados.

Yo sólo quise huir del inmovilismo

de la rutina 

de los días pesados como losas

de mi reflejo mismo

quise correr rápido y tragarme mis sombras

y luego sólo quise ser normal

enmarcarme

arrancarme el freno de mano

coserme la sonrisa

y comerme hasta mi nombre.

Y luego sólo quise

y me perdí por el camino

y me devoraron monstruos

y me vaciaron la mente

y me ataron las manos

y me arranqué la espalda

me destrocé el corazón

y me quedé sin entrañas.

Yo sólo quise, quiero y querré,

yo sólo quiero,

yo sola me querré.

Yo construí mis inviernos

y yo misma los derribaré.

Yo, mí, conmigo

quiero, quise, quisimos

estuvimos, 

me destrocé de pánico

y hoy, hoy vivo.

Mi espejo está hueco

y el alma se me agarra a los hombros

como un muerto.

Me estrello contra los cristales

en una tormenta de viejos miedos.

Todo esto es para deciros

que hay vida después de la muerte,

que quien lo rompe al final no paga,

que a lo que tienes o lo llamas suerte

o te quedarás sin nada.

Que yo a la vida la quiero

y ninguno de vosotros tiene derecho

a no hacerlo.

La vida es la polla,

y con el amor, ni os cuento.

Así que quered mucho

y no viváis menos.

Ser feliz es poder decir me quiero. 

Comeos el mundo

y os convertiréis en vuestro propio cielo.