El amor elástico se pasó de rosca y hoy
entiendo
asumo
acepto
que no vas a ser mía y que no me muero.
Que no pasa nada. 
Que tendré otro febrero
tan colorido como lo tuve. 
Que tendré el corazón hinchado de nuevo
que 
querré otra vez otras manos
y otros ojos y otros labios.
Hoy no me he muerto. 
Que tú eres tú y que yo, 
a día de hoy y siempre, te quiero. 
Y que no pasa nada.
Que me queda por vivir un mundo entero.
Que tengo un corazón que no me cabe en el pecho.
Que tengo poesía trepando hasta el techo. 
Que sigo viva y por fin lo entiendo.
Que sigas viva y feliz y sonriendo. 
Que crezcas y estires y todo lo eterno.
Que sigas porque yo también sigo,
que vivas porque yo también vivo,
que entiendo que no me quieras, 
y que entiendo por fin
que aun así
tengo motivos. 
Quiero que sepas, amorcito de mi vida,
que seguirás siéndolo todos los días
a todas horas
pero que volveré a ser feliz
que la vida ahora se me hace incolora
pero cambiará
que todo lo que fue gris
volverá a brillar,
quiero que sepas, ojos de manantial,
que voy a estar muy bien,
que me volverá a crecer la piel,
que aprenderé de nuevo a caminar.
Y que sólo guardo amor para ti,
amor y nada más.

Los del corazón diluido al final
somos los que más hemos sabido exprimirlo
y si supiérais que todo tan bien
y todo tan bonito
si supiérais lo que es el amor
jamás lo daríais por perdido
y miradme a mí
contradicción sobre contradicción
soñando con las alas cortadas
los pies sumergidos en bloques de hormigón
reventando el tiempo a patadas
al final con el corazón flaquito
temblando
oscuro y vendido
los pasos se dan poquito a poquito,
uno detrás de otro,
mascando lo perdido,
asumiendo los escombros,
y encogidita de hombros,
y las telarañas de sueños rotos,
y poco
a poco
difuminando
tu marrón de los ojos,
mi pasado glorioso.

Me has dejado conocerte por las heridas
y me siento tan agradecida
que aún con los pulmones llenos de arena
me creo
colmada
de ti.
Me has dejado de dentro hacia fuera
desterrada y desbocada
alocada
lágrima viva y llanto
oscuro
pero te he rozado la sonrisa
con el corazón en la mano.
Me has dejado conocerte en el tacto de un abrazo.
Y de nuevo, agradecida.
Por haber estado
y por la vida.

Es una carta de admisión a dondetúquieras.

Me han arrancado el corazón con una cuchara

y el mundo ha seguido girando

con el día apagado

y yo buscando tu mirada 

entre mis lágrimas corrosivas

soy un nido de avispas

y mi corona de espinas

me he arrancado el corazón con una cuchara 

y soy incapaz

de mirarme a la cara

limpiarme el negro del alma

soy incapaz de sacudir

la oscuridad que trepa por tu fantasma

el sueño del sueño del sueño de mi dedo

por tu espalda

los jirones de voz

de mi garganta

están mudos de terror

mi cabeza no se calla dándote vueltas en espiral

los ojos cerrados porque sólo

quieren

volverte a mirar

me voy a morir de pena

soy un saco de huesos y ojeras

echándote de menos

en el sinsentido de los días en tu ausencia

sin tus ojos marrones

encajados en mis vértebras

incapaz

de no seguir esperando a que me quieras.

Yo ya no sé a dónde voy
la cabeza me está dando tumbos
mi corazón todavía no se ha despertado
de la hostia que ha sido
caminar sin tu abrazo
estos dos metros y medio
que se me hacen siete océanos de largo.
Yo no sé qué quiero
quién soy
si vivo o si muero
si la realidad es esta o
el mundo es un lugar sucio y rastrero
yo ya no sé cuál es el color del cielo
cuándo pasan las horas y cuándo
trituraría el tiempo
escupiría
estos eones que me quedan de vida
con el corazón totalmente seco.
Yo ya no sé qué es esto.
Mi alma se descompone
y se me pega el negro a los huesos
cada vez que me asomo
a la oscuridad viscosa
de cerrar los ojos
y ver los tuyos serenos.