lunes, 27 de abril de 2015

Quién cojones me he creído que soy.
Respírame,
expírame.
Inspírame.
Te he tenido que escribir
hasta acabarme los alfabetos
dejar mis libros sin vida
para darme cuenta de que no eres tú
soy yo
quien me acecha a la vuelta de la esquina.
¿Cuántos vacíos caben en un mismo cuerpo?
¿Cuántas soledades tengo que soportar antes de aprender a reconocer que yo también 
echo de menos?
Que alguien me arranque.
Que se lleve lo que queda
en las paredes del declive
de color sábana y versos.
Aún me sabes a café por la mañana
y comer con Delibes.
No pasa nada;
sólo llevo así cinco minutos y tres años y medio.
Que nadie se acerque,
que el frío quema
y el suelo engulle
y el silencio desordena

silencio,

sólo un poco,
me estoy haciendo mucho ruido,
ya ni siquiera me oigo.
Dónde están mis odas de invierno
que mis olas de infiernos
ya no me dejan ni
inspirar
te.

Respírate hondo, hasta terminar de acabarme.
Aléjate.
No me dejes tirada.
Abrázame.
Lléname de absolutamente nada.

lunes, 6 de abril de 2015

Como amigos a medio camino, 
pareja sin más besos
a los que dar sentido,
familias sin vecinos,
sexo sin vicio.

La cara del vacío
que se ríe con desprecio.

Llevamos estando locos
mucho tiempo.
Y no hay prisa por dejar
de sernos.

Firmáis muertes sin veros.

Construimos nuestra casa
con seis ventanas
una vista
media cama 
pero se nos olvidaron los espejos.

Y antes de darnos cuenta, ni nos conocemos.

Firmo muertes a falta de versos.
Y los que salen, 
tienen prisa por dejar de serlo.

Reconstruimos nuestra casa sólo
con espejos
y nos caímos
hacia atrás
inundados de nuestros complejos.

Allí, a lo lejos,
todavía se puede ver el color del sol
en el instante en que nuestros mundos
colisionaron
y se convirtieron en la cárcel
en que nos conocimos.

Buenas noches de amigos al término del camino.
Llévate los papeles quemados,
la mitad de los cajones,
mis agujeros excavados
y el acuso de recibo.
Huye y ahógate de amor
hasta morirte de mí.
Lo demás ya se ha consumido.

miércoles, 1 de abril de 2015

Hoy quiero dejar de ser
la chica de los sentimientos
contenidos,
la del octavo derecho,
la que ha probado todas las locuras
con la punta de los labios
y ha vivido su tristeza
a medio camino,
donde se acaban los abrazos.

Se han escapado las toneladas
de excusas para mantenerse
tumbada boca abajo ignorando
la vida pasar.
Absorbida por su propio pasado.
Reconcomida por su corazón
cóncavo
de los pisotones que ha soportado.
No puede con tanto peso 
de sí misma,
lleva demasiados errores 
echados a la espalda,
ya sólo sabe forzar sonrisas.
¿se consume para esto?

Nadie le avisó de que la vida
se vive de muerte en muerte
y entre medias con heridas.

Hoy la chica se ha pegado un
portazo
en toda la cara;
se ha puesto la zancadilla
y ha andado de espaldas.
Se ha asomado al borde se su acantilado
y se ha visto reflejada
en el duro color del alquitrán para asfalto.
Hoy la chica nos está esperando.
¿Qué nos pasa a todos,
por qué no saltamos 
con ella?

Hoy la chica sigue viva,
y vosotros no paráis de marchitaros.